domingo, 23 de mayo de 2010

Rey por una noche

Hoy más que nunca no existe Dios. No es que me apene, me alegra. Todo materia. Electrones, protones y neutrones. Átomos. Moléculas. Células. Y la reina neurona produciendo sus sinapsis al buen tun tun. Reafirmarse algunas veces es bueno. Los ateos pensamos más en Dios que los creyentes, porque ellos, a su modo, se imaginan lo que es. Nosotros como no podemos ver la nada, no quedamos pillados. La nada que mueve a tanta gente. Llámenlo Dios, llámenlo x. X de incógnita. Una incógnita tan escondida que pasa a ser leyenda, y las leyendas ya se sabe.

Polifemo era un cráneo de elefante, y su gran ojo era por donde pasaba sus narices el paquidermo animal. Los narvales eran unicornios y los manatíes, sirenas. ¡Cómo debían estar esos hombres para confundir un sirénido (los que ponen los nombre a los órdenes son unos increíbles humoristas) de 500 kilos con una moza con cola de pez! La última frontera del conocimiento no se alcanzará jamás porque el universo es lo suficientemente grande para que no lo podamos abarcar. Seremos cenizas entre estratos antes de que el Sol se expanda como mis tobillos con el calor. Nuestro conocimiento será borrado. Soy feliz de saberlo. De estar seguro de algo. Porque estamos seguros, ¿verdad? ¿Pondría la mano en el fuego? No, que me quemo, jajajaja (es de imbéciles o masocas chamuscarse un miembro). Pero eso no significa que no lo crea. Es cuestión de Hidrógeno y Helio, y no de supercherías. ¿Dónde estará el Demiurgo, pues? Si es que existe –no existe- se habrá reído unos miles de millones de años de nosotros, y a otro universo, mariposa.

Estoy pletórico (incluso con mi tristeza, con mis enormes cargas mentales y mi cuadriculado razonar) porque sé (sí, soy un bandarra y un chulo engreido) que lo que digo es cierto. Mi egocentrismo está alcanzando la densidad de materia estelar. Pero descuiden ustedes. Es tarde, tengo hambre y tengo sueño. Mañana me levantaré siendo la ruina de persona que suelo ser, pero ahora permítanme ser un petulante pagado de si mismo, porque es que en el fondo algo de eso hay por ahí entre tanta grasa y pellejo. Pero se agazapa y lo ato corto, pero hoy y ahora, noche primaveral, limpio por fuera, caótico dentro de mi cartesiano orden por dentro (y valga la redundancia), cuando las estrellas titilan y el rutilante Sol se encuentra en la otra parte del planeta, como Leo DiCaprio en su Titanic falso, grito: ¡Soy el rey del mundo!

Que ya mañana seré vasallo.

6 comentarios:

Mazes dijo...

me alegra verlo pletórico, alteza, pero dios sí existe, o al menos el mío, que soy yo misma.
aunque hoy, cual yonqui necesitada, rendiré pleitesía a lost por última vez y eso me colma de alegría, tras seis años de placentera e incómoda esclavitud.
¡Dios salve al Rey!
aunque si hay que salvarlo, mejor que sea el dios de mi esposo, que está mejor preparado y vale por diez de los míos.

Mameluco dijo...

No hay dioses, Mazes, sino el final de Lost no hubiese sido tan tremendamente ridículo y tontaco.

Si, que salve a su estimado esposo, que vale por diez (profesionalmente) y por mil (personalmente), aunque dé mucho por saco, usted ya me entiende.

Yo caería en el hoyo antes, porque a los dos minutos de película, yo muertito como unos que yo me sé...

porlatercerarepunlica dijo...

Ni dioses ni reyes ni tribuno,la tercera republica.o un referendun que el pueblo decida monarquia o republica.

Mameluco dijo...

Las peticiones antiborbónicas al fondo a la izquierda.

No es este sitio donde requerirlo, pues se le concedería enseguida. No puedo hacer que haya referendums. Mis superpoderes no llegan a tanto, sino me hubiese contratado Ibarretxe.

Lo que no logro ver es la relación (aparte del título, que es más o menos una metáfora de "hoy haré lo que me dé la gana") con el post.

Lo que me pregunto es una cosa. Si llegase la República... ¿la clase política de este país dejaría de ser tan asquerosa? Lo dudo mucho. Solo extirparíamos a un parásito. Quedarían miles de tumores que extirpar.

Ni Dios, ni amo. Consigna anarquista que no necesita de repúblicas ni monarquías.

Mobesse dijo...

Después de una temporadita vuelvo por aquí y ¿qué me encuentro? Una suave brisa, una eternidad detenida, el mismo Mameluco cambiante e idéntico a sí mismo, a Dios, a cualquier Dios, su grasa y pellejo convertidos en luz, su inteligencia convertida en materia estelar.
Por una noche creo en Dios. Mañana seguiremos creyendo en el hombre, en el único hombre verdadero, que, por otra parte, tampoco existe. Y qué más da.

Pienso para perros, luego existo. Genial

Un abrazón.

Mameluco dijo...

Ostras, Mobesse que no había visto su comentario, se había perdido el correo entre tanto intercambio oposicional que tengo últimamente.

Me gustaría ser eternidad detenida, pero más bien soy eternidad efímera, como el soplo de brisa que preludia a la calma chica.

No hay dioses, solo amos. Yugos que nos pesan en el morrillo. Solo hay que ser un poco avispao y evitar la madera astillado.

Un abrazo fuerte, amigo mío.

 
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