domingo, 2 de mayo de 2010

El viejo


El frío sol que lame las laderas de la montaña llega apenas a la cabaña de troncos. Sentado en la mecedora, con apenas una camisa y un anorak agujereado, el viejo mira el ocaso pensando en el suyo. Presiente que la noche que empieza a conquistar el cielo con sus tinieblas será, como tantas otras veces, estrellada. El viejo conoce todos los astros del firmamento, aunque por el nombre solo al Sol y la Luna. Bueno, y la Tierra que pisa, pero en ese astro, piensa, estoy yo y solo puedo ver una minúscula parte. Él se conforma con lo que sus ojos ven, la verdad, pues es un hombre libre, y como casi todos los hombres libres apenas necesita nada. Cuando llega el manto oscuro de la noche sigue sentado en el porche de la cabaña, acabando la pipa y sorbiendo el grog que aprendió a hacer de pequeño, cuando leyó que era eso lo que bebían los piratas. El frío arrecia, pero el anciano no tiene prisa. Al ser libre, como decíamos, también es dueño del tiempo. De su tiempo, el que sea. Atrás quedaron los océanos y los desiertos, los fieros animales de la selva y los leviatanes de las profundidades. No echa de menos ni la mar ni las pirámides, ni al Amazonas donde escudriñó oro de su fondo, ni los lejanos Himalayas donde buscó y encontró Shangrilah. No mira al pasado porque su futuro es tan corto que se deleita en él. A lo lejos se oyen los aullidos de un viejo lobo, son tantas veces las que se han perdonado mutuamente que tampoco es cuestión de llevar la cuenta. El helado aliento del viento del Norte hace que sus ojos, ya opacos, lloren. Pero es lo que se espera, ¿no? Que el frío saque las lágrimas y que cure la carne colgada. Y que el viejo espere la llegada del amanecer sentado en la mecedora de madera de olivo, herencia de sus ancestros, fumando la pipa que Sherlock Holmes utilizara en sus habitaciones de la calle Baker y tallando con un viejo cuchillo de ballenero un totem pequeño, protección para su hogar, aún teniendo cientos de ellos repartidos por todos los umbrales. Una vez le dijo un sabio que las cosas pasaban porque sí. El viejo, que por aquel entonces no era tan viejo, le respondió que eso era una memez. El supuesto sabio le respondió que tenía razón y le enseñó la verdad de las cosas. El anciano casi ha olvidado la cara del leproso ese, tan sabio. Pero como escribió sus palabras no las ha borrado de su memoria:

Todo ocurre por algo, y ese algo tiene explicación, aunque no la sepamos.

El viejo, cansado, se mete en el lecho, y antes de apagar la parpadeante llama de una vela de cera con olor a cera, escribe en su diario:. Hoy no ha pasado nada. El sol se ha puesto por el oeste, como todos los días, e intuyo, por las luces del alba, que saldrá por el este, pero no me he quedado para comprobarlo.

Los dos colmillos de narval que cruzados adornan la cabecera de la cama desaparecen con la extinción de la candela.

Mañana será otro día.

16 comentarios:

laislaia dijo...

Me mola el viejo este.

Ster dijo...

que bonito!!! gracias!!

Mameluco dijo...

Es un viejo muy listo que controla los ritmos circadianos el muy zorro. Laia.
Ster usted no comprende que el que tiene que dar las gracias soy yo, ¿no? Gracias por su palabra y por leerme.

Miss Lola Mento dijo...

Qué maravilla, Mame, me ha encantado :)

Mameluco dijo...

Gracias, Angélica.
Ya tengo público para mi próxima novela... :P

David dijo...

Joder. Lo has clavado. Este es de estos textos que uno está dispuesto jurar que se escriben sólo para él. El auténtico hombre libre, el jodido viejo que ha visto el mundo y ha conseguido la libertad, necesitando muy poco para seguir viviendo, libre pero solo, completamente solo. Alejado de la felicidad vendida en las teleseries y los anuncios... Puto viejo con suerte. Espero algún día ser él.

Mameluco dijo...

Yo lo seré. Más tarde que temprano. Solo tengo que hace un poco más de revolución individual interna y estaré listo para la muerte (por si llega vaya).

Es en realidad mi universo escrito en bonito (es estupendo tener un universo, jajaja). Siempre doy dentelladas, me pongo triste, arremeto contra algo o así. Esta vez he puesto la parte que dará de sí tanta lucha interna. Si es que todo sale bien.

PMM dijo...

Pues si las cosas pasan porque sí, para qué darle más vueltas. Biquiños

Mameluco dijo...

Las cosas no pasan porque si.
Todo tiene una causa, Pilar.

El viejo este del cuentecillo está ahí por todo lo que ha vivido, lo que ha batallado. Hay que aprender y cuando ya eres consciente de que has aprendido lo que debías, pues ya está. Paren el mundo que me apeo.

Eso no es que las cosas pasen porque sí, creo yo. Pero que cada uno haga su propia lectura.

José Manuel Ubé González dijo...

Iba a dejarle un comentario idílico, pero ahora mismo estoy escuchando a Las Vulpes y he perdido la compostura. Espero que el viejo me comprenda, al fin y al cabo, las cosas y las vulpes pasan porque sí.

la gata chundarata dijo...

Me he enterado arde de que había acualido el blog, y me he perdido ser la primens en darle las gracias...

Coincido con David, lo ha clavao usted, Mame, muy pero que muy bien!
Le ha quedado redondo! yo creo que hasta lo podria presntar por ahi, y darle vuelos mas altos...

Me gusta mucho como escribe usted, pero los relatos creo que son su fuerte. Creo...

El dia que usted tenga lista la novela me pido de las primens en leerla!!

miau

Mameluco dijo...

Ubé comprendo que ponerse melosón escuchando Las Vulpes pues como que no, pero de todo tiene que haber.

Gata a mi en realidad lo que me gusta es escribir ficción, pero requiere mucho más reflexión y corrección que mis paridas autobiográficas. De todas formas son ejercicios de escritura al fin de al cabo.

La primera novela... ¡ay! ¿cuando saldrá? Empezada está, pero no es fácil. Tengo la historia, los personajes, pero ahora me falta tiempo, y cuando lo tenga me faltará talento (al menos para mis niveles de autoexigencia).

Pero creo que también ha llegado tarde en eso de la primera en leerla, jajaja... simultáneamente lo mandaré a todos los interesados.
¡Ah! por cierto, en dos semanas presentamos poemario. Mis primeras letras publicadas en libro... ya informaré más.

Diego Luis Urbano Mármol dijo...

Según nos cuentas, esto debio de ocurrir por el 20-21 de marzo o 22-23 de septiembre, dias en los que el sol se pone por el oeste(equinoccios).
Saludos.

Mameluco dijo...

Diego Luis puede ser, pero ¿es que nunca has estado en el campo? Yo sé que si. Y uno sabe el norte sin brújula por donde sale el sol, jejeje. Varía muy poco en realidad, mirándolo a ojo de buen cubero, o de buen Cobito. (Precisamente está en el Tema 1 de las oposiciones -que me he preparado- todas estas chorradas de equinoccios, oblicuidades, ciclos de Milankovich, etc...)
Los geólogos que siempre llevamos brújulas al campo solo la utilizamos para medir o ubicarnos exactamente, pero no para saber donde hay que andar. Con un mapa y el sol se llega lejos.
Aunque yo sinceramente, prefiero quedarme en mi casa.

Ana Boyero dijo...

Me ha encantado, aunque jamás podré ser ese anciano. Quizás la edad nos dé la paciencia y la tranqulidad, yo no la encuentro, pero tu cuento me ha relajado un poco, que en mi estado actual es decir bastante. Sigue escribiendo cosas que tienen la longitud apropiada para internet, es una delicia poder leer adecuadamente. Un abrazo fuerte

Mameluco dijo...

Arándanos (que bien llamarle así con propiedad) me alegro que le guste la duración... ya sabe usted que yo soy un poco propenso al enrollamiento. En cuanto a que usted no podrá ser ese viejo, pues no tiene porque serlo, ¿no? Cada uno tiene su momento de equilibrio. Esto está escrito por mí y claro está es muy cercano a mi forma de ser (aún siendo un nervioso), pero la tranquilidad y la quietud es lo que busco. Cada uno busca su destino (como en Easy Rider, jajaja)o sea, loo que quiere. Conseguirlo es diferente.
Otro abrazo.

 
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